No temo hacer sacrificios para alimentarme mejor. Al final, cualquier cosa buena en la vida, requiere de mucho esfuerzo. Cuando me lo propongo, soy muy estricto y disciplinado con mi rutina de alimentación y ejercicio.

La comida es una forma de expresar amor. Comer es un acto social, un momento para compartir con los que amo y estrechar las relaciones más profundas.

Disfruto verme bien, cautivar y ser admirado por otros. Mi forma de comer demuestra mi sofisticación. Cuando me enfoco en algo, lo consigo con facilidad, por lo que no me cuesta adherirme a una rutina difícil, siempre y cuando pueda ver resultados rápidos.

Mi alimentación refleja mi sofisticación y originalidad. Es una forma de comunicarme y atraer. He notado que mi rutina de alimentación y ejercicio fluctúa como mis emociones.

No suelo estar muy preocupado por mi alimentación. Soy práctico y racional. Tiendo a comer lo que esté disponible y que me ofrezca una mayor cantidad por un precio conveniente.

Mi alimentación es sin duda importante, quiero mantener mi salud. Me preocupa enfermarme. Tal vez no sepa exactamente qué es bueno para mi. A menudo, me gusta complacerme con lo que como.

Comer es toda una experiencia! Me gusta probarlo todo, experimentar platillos, lugares, alimentos nuevos. Sin duda disfruto de tener muchas opciones disponibles. No me gusta enfrascarme en esquemas rígidos y monótonos, me hacen sentir restringido.

Comer es un placer. Me gusta disfrutar de lo que como. El sabor es definitivo para mi. No me gusta sentirme controlado ni que otros me digan cómo debo hacer las cosas. Suelo comer lo que quiero sin pensarlo mucho. Puedo ser impulsivo con mi alimentación.

No tengo preferencias muy marcadas por un tipo de comida u otro. Me adapto muy bien a lo que haya. No me gusta complicar a nadie con caprichos. Sé arreglármelas bien con lo que tenga a la mano. Me adapto bien a comer lo que alguien decida por mi.